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VIÑEDOS

Uno de los paisajes más característicos de la zona en la que vivo es sin duda el de los viñedos; extensas plantaciones de vides ordenadas en infinitas hileras preparadas en la mayoría de los casos para su recolección mecánica.

El otoño es con diferencia la estación más espectacular para fotografiarlos. Una vez recogido el fruto comienza la metamorfosis de las hojas que van pasando del color verde al amarillo, naranja, ocre y rojo antes de secarse y desprenderse de la vid. 

Las distintas variedades de uva hacen que este proceso no se produzca a la vez en todos los viñedos, ofreciendo un auténtico arco iris que se puede apreciar desde cierta distancia.

El invierno es otro de mis momentos favoritos, antes y después de la poda, que permite destacar multitud de detalles que a menudo pasan desapercibidos.

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